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“Ser escolta es ser un objetivo de grupos al margen de la ley”, escolta de la UNP

Foto del escritor: Edward Felipe Martin NeiraEdward Felipe Martin Neira

Actualizado: 17 abr 2020



Por: Felipe Martin / Twitter: @MartinPipeNeira

Editora: Carolina Piñeros / Twitter:


Dijo la Ministra del Interior Alicia Arango: “El escolta no es un líder social, es un escolta, sí hizo parte del esquema de seguridad de Leyner, pero no es un líder social”.


Estas afirmaciones causaron polémica porque sucedieron tras el asesinato de Arley Chalá, escolta del líder social Leyner Palacios en Cali, durante marzo 2020. Además sucedieron en un contexto de: múltiples actos delictivos frente a los líderes sociales y violencia en las regiones.


La institución encargada de los esquemas de seguridad es la Unidad Nacional de Protección (UNP). Este instituto les brinda seguridad a los muchos líderes sociales, periodistas y personas amenazadas del país. Sin embargo, esta protección en reiteradas ocasiones es cuestionada y fragmentada.


Prueba de esto, es la noticia que tuvo como protagonista a Ricardo Ruidiaz en diciembre 2019, uno de los periodistas más amenazados del país, pues según la FLIP (Fundación Libertad de Prensa) iba a ser retirado su unidad de protección.


Por este contexto de violencia y la falta de garantías para las personas protegidas por la Unidad Nacional de Protección, decidí entrevistar dos escoltas que trabajan con esta organización para entender su día a día, su profesión y sus desafíos.


La charla se convirtió además en un espacio de desahogo para los escoltas, como se notará en esta entrevista, ellos se sienten desprotegidos tanto por la sociedad, como por el Estado.


Resulta irónico, pero la primera solución de los amenazados son los escoltas, y esto conlleva a que ellos tengan los mismos problemas de los protegidos.


Ambos corren peligro, ambos sufren por la seguridad de sus familiares, ambos tienen incertidumbre frente a la estabilidad económica y ambos en conclusión, se sienten abandonados por el Estado.


Aclaración: Por motivos de seguridad, los escoltas accedieron a dar esta entrevista bajo la obligación de anonimato.


Periodista: ¿Cómo nació la idea de ser escolta?


Escolta. 1: Desde pequeño siempre quise estar en este mundo de la seguridad y cuando cumplí 18 años me vinculé al Ejercito, estuve patrullando primero en el monte y luego estuve en el DAS. Con la formación que recibí en las Fuerzas Armadas del Estado me nació esta idea de ser escolta.


Escolta. 2: Yo vengo de una familia de militares y esta formación familiar me llevó a la Policía. Cuando me retiré toque varias áreas de trabajo, pero ninguna me llenó, y como tenía formación militar, decidí irme como escolta.


Cuando uno tiene formación militar, uno quiere adrenalina y si bien acá como escolta no la tengo en igual proporción a cuando era policía, el hecho de estar todo el día atento me apasiona.


P: ¿Cuánto puede ganar un escolta?


E.2: Depende, un esquema privado puede pagar muy bien, de 6 o 10 millones de pesos. Pero hay otros gremios a los que uno le pagan 3 millones.


Aunque una vez estuve en un esquema privado donde me pagaban 1 millón de peso, muchas veces sin tiempo de descanso y con el agravante que no pagaban horas extras.


P: ¿Cuál es el principal reto de ser un escolta?


E.1: El hecho de dar la vida por alguien, ese es el reto. Me gusta dar la vida por un protegido, yo prefiero que me maten a mí a que maten un protegido; es algo fuerte y muchas veces inatendible, pero es mi punto de vista.


“Doy la vida por un protegido, doy la vida por un protegido.”, afirma un escolta con la mirada fija.

E.2: El estrés que uno maneja al cuidar personas que están tan amenazadas. El protegido vive un estrés, que uno lo recibe y sin querer uno se lo transmite a nuestras familias.


Igualmente muchas veces la delincuencia no puede hacer daño a los protegidos y terminan atentando contra el escolta y la familia, por esta razón debemos manejar la familia bajo perfil.


Yo no puedo tener fotos de mi familia ni en mi billetera, ni en mi celular. Mi esposa solo tiene mi teléfono y el de mi compañero, no puede conocer nada más. Esa confidencialidad es sin duda un gran reto.


P: ¿Cómo conllevar esa profesión con la familia?


E.1: Mire, acá en este oficio uno está en su mayoría para el trabajo. La vida familiar siempre es complicada. Yo tengo mis dos hijos pero están en otro país y paso hasta un año sin verlos. Es muy complicado, no vivo con la mamá de los niños, por ejemplo.


Los descansos son muy complicados, a veces tenemos, a veces no, a veces tenemos y se cancelan a última hora, a veces uno se debe cambiar de ciudad de residencia obligatoriamente. Todos estos factores complican la relación familiar.


E.2: Mi familia está acostumbrada. Pero siempre que salgo de casa es un despido muy sentido.


Una vez tuve una amenaza con mi protegido, el hecho salió en noticias; entonces esa información que le llegó a mi familia por medio de comunicación les generó mucho pánico, yo no podía llamarlos o manifestarles que estaba bien, al menos no mientras pasaba la emergencia, entonces fue un momento muy tensionante.


P: ¿Qué significa cuidar una de las personas más amenazadas del país?


E.1: Vivir con muchos retos. Nosotros protegemos a esta persona, pero también somos objetivos de grupos al margen de ley. Todos nosotros de Unidad Nacional de Protección (UNP) nos convertimos en objetivos de los grupos, esto lo hemos visto en distintos informes, entonces ese ese un gran reto.


E.2: Es una responsabilidad muy grande. En tu trabajo está la vida de una de las personas más valiosas del país. Un error tuyo puede causar una tragedia para el protegido, su familia y consigo para Colombia.


P: ¿Hasta cuándo se ve cómo escolta?


E.1: Esta profesión yo la amo, pero siempre me gusta estar creciendo y retándome. Ahorita tengo un plan A y un plan B. Quisiera irme del país para mejorar mi vida económica. Sin embargo, acá estoy y acá estoy feliz, acá me tiene Dios y él proveerá.


E.2: Es un pregunta muy difícil, aún siento que le puedo dar mucho al esquema de seguridad del país y quisiera terminar mi vida con esta profesión.


P: Hace poco fue noticia el asesinato de Arley Chalá, un escolta de líder social Leyner Palacios, ¿qué opiniones y sentimientos le genera este crimen?


E.1: Me dolió mucho la situación, tanto el hecho de que asesinarán a un compañero, como las reacciones en la sociedad.


Siempre que hagamos las cosas bien, tenemos felicitaciones del Estado, pero cuando pasa algo, alguna catástrofe como está, nos sentimos abandonados por el Estado, es como si nosotros no tuviéramos importancia.

En este sentido estoy molesto, no vi garantías para nada del Gobierno contra el crimen.


E.2: Uno tiene mucha rabia. Primer que todo, fue asesinado en un día de descanso, cuando no estaba con su protegido. Segundo, la forma vil de asesinato, como saben que uno está entrenado, lo atacan por la espalda.


Pensar en su familia me duele. Uno se pone en la situación de ellos y siente mucha incertidumbre. Por ejemplo, mi familia depende económicamente de mí, si es el mismo escenario en la familia del compañero (Arley), ¿Quién responde por ellos?


Además muchos medios y mandos dijeron: “No es un líder”, quitándole validez al hecho.


P: ¿Qué hay por decir frente a lo expresado por la ministra del Interior, Alicia Arango?


R.1: Las expresiones de la ministra fueron pésimas. Sea escolta o sea líder, es una vida, todos tenemos derechos. Si la ministra se refiere de esa forma al grupo de seguridad, ¿qué podemos esperar del Estado?


R2.: No hubo ni un dolor de sentimiento ni nada. Para mi fueron unas palabras muy ignorantes. Ella nos faltó al respeto por la forma cómo se expresó del compañero que falleció con esa forma tan vil. Si usted no tiene ética para expresarse, hombre, haga un escrito y luego diga esas palabras, así sean vacías, pero no sea indiferente.


Se le hizo muy sencillo pensar que era solamente un escolta, no tuvo importancia para ella.

Ojalá tuviéramos unas disculpas públicas de ella. Hubo unos mensajes que me llegaron por WhatsApp de unas disculpas de la ministra, pero nada público. A lo hecho debería ponerse el pecho.


P: ¿Cómo escolta se siente abandonado por el Estado?


E.1: Nosotros los tercerizados estamos abandonados por el Estado. Al gobierno nosotros le valemos mientras hagamos un servicio, pero el resto, no servimos para nada. Vaya uno a saber si todo esto es solo negocio….


E.2: Sí, no siento para nada protección del Estado, ¡Para nada! Si de pronto a mi protegido le quitan el esquema, eso para nosotros es quedar sin trabajo. No tenemos garantías. Nunca. Si quedamos sin el trabajo actual, nos toca volver a hacer todo el proceso para obtener un empleo.


P: ¿Ser escolta acá en Colombia es una profesión que agradece la ciudadanía?


E.1: No, somos invisibles para la sociedad. Muchas veces uno va de afán, sin querer cometemos infracciones de tránsito y nos toca hacerlas, pero ahí de una recibimos rechazo por la sociedad. Muchas veces no entiende la sociedad que uno no se puede quedar en un trancón porque es un peligro para el protegido y nosotros los escoltas.


Además Colombia es uno de los países que peor pagan a los escoltas.

P: Esto me hace recordar un tuit del hoy presidente del Consejo de Bogotá, Luis Fernando Galán, quien denunciaba el hecho de que un esquema de seguridad no respetaba el trancón e invadía el carril contrario en La Calera.


E.1: Sí, es que mire, hay protegidos de protegidos. Muchas veces uno está en un trancón, y el protegido dice “sáqueme de acá”. ¿Usted como escolta qué hace?, solo hay una salida, hacer caso. No se puede discutir con ellos, si uno lo llega a hacer, uno puede perder el trabajo y consigo la sostenibilidad de la familia.


Entonces… Podríamos decir que cuando pasan ese tipo de infracciones, ¿a veces pasa por petición de los protegidos?


E.1: No a veces, siempre.






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